jueves, 12 de octubre de 2017

QUÉ TAN CONTAMINADA ES EL AGUA QUE TOMAS?

Qué tan contaminada es el agua que tomas?
Disponible en:Medellín
  
 

 
Agua con materia orgánica
Agencia de Noticias UPB - Medellín. En grandes metrópolis el líquido goza de salir por la llave con un alto grado de potabilidad. La necesidad misma de hidratarse con completa seguridad ha hecho que cada vez se invierta más en la calidad del agua. Pero esto no ocurre en todos los casos.
En poblaciones donde por alguna razón no se han hecho las inversiones para mejorar o por lo menos entregar agua potable a la gente, tenerlo en óptimas condiciones de consumo es una fantasía muy turbia de tomar. Por eso el investigador José Adrián Ríos, del Grupo de Investigaciones Ambientales –GIA, de la UPB, explica los contaminantes más comunes en aguas que tal vez se cree, podrían ser consumibles.

1. Coliformes como el E. coli

 
E. Coli
Esta bacteria que provocó medio centenar de muertes y más de 4 mil casos de contagio en Europa durante el año 2011, afecta principalmente el sistema digestivo, llegando a casos más severos en los que provoca mortales tumores. Un vaso de agua que tenga presencia de E. coli sería aquel que, por contaminación del líquido o del recipiente, haya tenido algún contacto con heces fecales humanas o de algún animal mamífero.
Ríos, quien hace parte de la Línea de uso eficiente y calidad del agua del GIA, explica que es común encontrar otros microorganismos en el agua como la Giardia Lamblia, un protozoo que provoca enfermedades intestinales.
Evitar los mortales riesgos de beber agua con E. coli u otro microorganismo es muy sencillo. Solo basta con hervir el líquido en un recipiente a una temperatura entre 95 y 100 °C.

2. Metales pesados

Podría ser paradójico el pensar que un líquido tan transparente y ligero podría traer consigo un metal pesado. La verdad es que los investigadores del GIA han encontrado la presencia de cromo, cadmio, manganeso y hasta el perjudicial mercurio. Los efectos, según lo afirma el investigador, no son inmediatos en la salud de las personas, pero desafortunadamente son acumulables en el tiempo.
La Organización Mundial de la Salud indica que, por consumir alimentos con mercurio, aumenta en un 25 % el riesgo de padecer una enfermedad en un rango de tiempo menor a 3 años.
Hervir agua que posea metales pesados no los elimina. En este caso se recomienda desistir de su consumo.

3. Organoclorados y organosulfurados

 
Agua en vaso plástico
Los investigadores del GIA detectaron en una oportunidad una fuente de agua que a simple vista era muy cristalina. Para su sorpresa, tras realizar análisis fisicoquímicos y gracias al potencial del Laboratorio Ambiental de la UPB, encontraron trazas de sustancias tóxicas utilizadas en actividades agropecuarias como pesticidas y fertilizantes. Cloruros y sulfuros pueden estar en trazas tan pequeñas que se hace necesaria la detección desde antes del ingreso de las aguas al sistema de tratamiento.
Cuando no se hace este diagnóstico las trazas pueden quedar intactas hasta el momento en que las personas las consuman. Al igual que los metales pesados, las sustancias tóxicas también son bioacumulables.

4. Mayor nivel de acidez

 
Agua lluvia cayendo del bloque de la Tienda Universitaria
Si alguna vez, por la emoción o por la necesidad, una persona decide beber agua de lluvia, podría considerar no volver a hacerlo. El agua goza de tener 4 ciclos, incluyendo la condensación que es el paso del estado gaseoso al líquido. Es en ese punto que el preciado líquido tiende a ser más ácido, llegando a un rango entre 5 y 5.5 de pH (hay casos en los que llega a 2.5 de pH). Un agua en buenas condiciones de consumo humano debe estar en 7 de pH.
Aunque no se recomienda su consumo para seres humanos, Adrián recomienda estas aguas para usos de lavado o riego de plantas.

5. El color blancuzco cuando regresa luego de su suspensión

Muchos quizás han dudado en tomar agua cuando esta recién llega luego de un corte. Para los expertos del GIA, el color blanco del agua obedece a la presencia de aire acumulado en las tuberías. En realidad, no representa peligro alguno el beber el agua con esa coloración. Sin embargo, si se detecta un color marrón, es preferible no consumirla, pues esto puede ser un signo de contaminación con materia orgánica.
Vale la pena que se siga invirtiendo en la calidad del agua que consumen las personas. En la UPB, el GIA brinda sus servicios de seguimiento, muestreo en industria y proyectos de investigación sobre la calidad del agua, su uso, sus factores de vertimiento y la huella hídrica.
Por Jorge Andrés Jaramillo- Agencia de Noticias UPB

lunes, 5 de junio de 2017

EL HORNO MICROONDAS

EL HORNO MICROONDAS
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El microondas, descubierto por casualidad en los años cuarenta del siglo pasado por un investigador de una empresa de electrónica militar dedicada a fabricar radares, lleva décadas utilizándose en las cocinas. En aquel entonces se descubrió que el magnetrón, el aparato interno de los actuales microondas, era capaz de transmitir energía a las moléculas de una chocolatina que un experto llevaba en el bolsillo, calentándose.
Existen algunos mitos entorno al microondas y sus efectos sobre la salud, falsas creencias debidas, en parte, a una lectura errónea de los efectos de las radiaciones de estos electrodomésticos. El término microondas ha generado mucha controversia sobre la inocuidad de este electrodoméstico, y el desconocimiento sobre cómo funciona ha favorecido la aparición de confusiones sobre sus hipotéticos riesgos: que si las ondas son radioactivas, que los alimentos se vuelven cancerígenos, etc.
Cómo funciona un microondas
Los hornos microondas se usan para calentar o descongelar la comida. Estos electrodomésticos, que cocinan los alimentos en mucho menos tiempo que un horno convencional, usan un tipo de radiación electromagnética con una longitud de onda de centímetros, que excitan las moléculas polares que contienen los alimentos. Estos se calientan porque contienen agua, una molécula polar que vibra con facilidad.
Las ondas son similares a las que usa la radio o la tele, pero de frecuencia superior (unos 2,5 GHz). El agua de los alimentos absorbe la energía de estas ondas, que se transmite en forma de calor, a través del choque entre partículas, al resto de sustancias que contienen los alimentos. El empuje que dan las microondas es muy rápido, de centenas de veces por segundo, y las moléculas excitadas no son más que moléculas calientes. 
El hecho de que el agua sea polar -tiene cargas positivas y negativas- significa que se calienta, y ello explica también que no todo se caliente en el microondas: si ponemos una bandeja de icopor  veremos que este no se calienta, y esto es así porque no es polar. 
Por qué los microondas son seguros
Es importante diferenciar entre radiaciones ionizantes y radiaciones no ionizantes. Las primeras, que no son las que emiten los microondas, son radiaciones electromagnéticas que pueden romper enlaces químicos y dañar células. Proceden de materiales radioactivos, de los conocidos rayos X o radiación ultravioleta de alta frecuencia, y pueden ser nocivas.
Las radiaciones que emiten los microondas son no ionizantes, que no son peligrosas. Las ondas de los microondas, como se ha explicado, calientan, no ionizan. Tampoco destruyen nutrientes porque las ondas no rompen enlaces químicos de los alimentos ni dañan sus células, y porque la temperatura máxima que se consigue es de unos 100ºC, mucho menor que la de otros métodos como la plancha o la fritura. Por tanto, hay menos pérdida de vitaminas.
La naturaleza de las reacciones químicas que se producen es igual a la de los calentamientos convencionales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niveles de campos de radiofrecuencia a los que están expuestas las personas son mucho menores que los necesarios para producir un calentamiento significativo.
La organización asegura que no se han confirmado efectos adversos para la salud debidos a la exposición a largo plazo a campos de baja intensidad de frecuencia de radio o de frecuencia de red, aunque se continúan los estudios en este campo para determinar posibles riesgos. 
Las 8 reglas de oro para usar el microondas
Utilizar el microondas para cocinar no conlleva riesgos, siempre que se use de forma adecuada y se haga un uso responsable, igual que ocurre con otros métodos de cocción, como los fogones o el horno. Si sabemos cómo utilizarlo, el microondas es tan seguro como cualquier otro electrodoméstico. Estas son las 8 reglas de oro para usar el microondas:
1.    Utilizar siempre recipientes aptos para microondas. Los plásticos aptos para microondas tienen que indicar que lo son, mediante una leyenda o un símbolo.
2.    No superar los tiempos de cocción que recomienda el fabricante porque podrían sobrecalentar los los alimentos.
3.    Ajustar bien los tiempos de cocción para evitar la pérdida de nutrientes, textura y sabor. Si se sobrepasa el tiempo se pueden perder vitaminas y alterar algunos de sus componentes, como las proteínas.
4.    Uno de los problemas de los microondas es que no penetran bien en las piezas más grandes, lo que provoca una cocción desigual del alimento y, por tanto, mayor riesgo si no se eliminan posibles microorganismos patógenos. Se pondrán piezas pequeñas y similares para una cocción homogénea.
5.    Los alimentos más apropiados son los que tienen un alto contenido en agua, como pescado o verduras.
6.    Es recomendable mezclar los alimentos a media cocción.
7.    Las grasas necesitan más atención porque absorben más temperatura y más de prisa. No deben colocarse en el centro del plato giratorio para controlar mejor la cocción.
8.    El tiempo de cocción aumenta con la cantidad de comida. Para el doble de alimentos, se calcula el doble de tiempo menos uno o dos minutos.


SOLUCIONES Y SUSTANCIAS PURAS


https://youtu.be/Z4TqLMV-b1E